La Inteligencia Artificial ha dado el salto de la ciencia ficción y las revistas científicas a nuestra vida cotidiana, a través de diferentes herramientas que la integran para hacer nuestra vida más fácil. La formacion del profesional en la empresa se puede beneficiar del enorme potencial de la IA. Hoy te contamos qué problemas viene a resolver la IA en relación con el aprendizaje, qué necesidades puede cubrir y qué requiere de nosotros para garantizar unos óptimos resultados.


Los que tenemos cierta edad y nos dedicamos a la formación hemos visto cambiar los estándares de aprendizaje a tal velocidad que, a menudo, hemos tenido que adaptarnos en cuestión de semanas o incluso días.

Esta evolución no se ha detenido. Muy al contrario: sigue acelerando, de la mano de nuestra realidad cotidiana. Un vistazo rápido del estado de las cosas nos lanza la siguiente información:

  • Pasamos una media de 142 minutos al día en las redes sociales, lo cual supone una entrada permanente de información en nuestras vidas.

  • Esta información que llega a nosotros a través de las redes sociales es muy sintética y se presenta en distintos formatos: imágenes, textos, vídeos, audios…

  • Dentro de este fluir incesante de datos, valoramos más la información generada por fuentes que conocemos que aquella procedente de fuentes extrañas. Esto se debe a que aceptamos mejor la información que se ajusta a nuestros intereses y contexto.

  • También se ha demostrado que procesamos mucho más rápido las imágenes que los textos (¡60 mil veces más rápido!). El 75% de la información que procesa el cerebro es visual.

  • Por último, aprendemos mejor y más rápido en nuestra lengua materna que en cualquier otro idioma, por mucho que lo dominemos.

Pues bien, por si fuera poco, así, casi sin darnos cuenta, la Inteligencia Artificial ha irrumpido en nuestras vidas. Al fin se ha desarrollado lo suficiente y se ha vuelto accesible. Y nosotros, como expertos en el campo del desarrollo profesional en la empresa, no podemos dejar pasar su potencial para acelerar y mejorar el aprendizaje de los alumnos.


¿Qué viene a mejorar la IA generativa?


¿Qué problemas concretos viene a resolver la Inteligencia Artificial, tanto para el alumno como para el formador, que vienen minando nuestros resultados?

  1. La IA reduce enormemente el tiempo y coste para crear contenido de calidad, pues permite crear textos, imágenes, vídeos y hasta actividades interactivas de forma casi automatizada.

  2. La IA ayuda a resolver el problema del lenguaje como barrera de aprendizaje, ya que permite traducir en tiempo real la mayoría de los contenidos a otro idioma utilizando un lenguaje natural, correcto, preciso y adaptado al contexto en que se utiliza, como puede ser nuestra propia empresa. 

  3. La IA reduce los tiempos dedicados a resolver dudas y encontrar las respuestas adecuadas. En formación se invierten de media 12 horas a la semana en encontrar respuestas que la IA puede proporcionar casi de inmediato.

  4. La IA adecúa el nivel de sus respuestas a la experiencia y especialidad de cada alumno, con lo que se reducen las ideas y temáticas irrelevantes para el alumno.

  5. La IA hace más accesible la formación, que deja de estar disponible para sólo unos pocos, ya sea por coste, por falta de disponibilidad de alumnos y proveedores, etc.

Madrid tiene unas 9 mil calles. México D.F. tiene 25 mil. Hace unos años, un taxista debía invertir varios años de su vida sólo en aprenderse el callejero de la ciudad en la que fuera a ejercer. Ahora mismo, todos los taxis llevan un GPS que permite encontrar cualquier destino de manera inmediata. Con la formación pasa lo mismo. La IA nos facilita el acceso a la información que necesitamos en cada momento unas 100 veces más rápido que antes.

¿Cómo es esto posible? Muy sencillo: la Inteligencia Artificial está programada para llevar a cabo las tareas de localizar, agrupar, indexar y completar la información, resolviendo así de la manera más eficaz los 5 problemas que te mencionaba más arriba.

Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de IA? La Inteligencia Artificial ha dejado de ser un concepto filosófico o de la Ciencia Ficción para convertirse en una herramienta más de nuestro día a día. Así, podemos usar Chat GPT o Meta para generar textos, AI Pro para crear imágenes… La clave está en saber qué queremos hacer con los datos. Y también es importante saber qué tecnología de IA es mejor para cada tarea.

 

¿Qué IA necesito?

 

¿Qué herramientas de IA puedo usar hoy mismo para cubrir mis necesidades?

  • Para realizar búsquedas y exploración: ChatGPT o Bard AI.

  • Para redactar textos (artículos, manuales, presentaciones…): Copysmith, Copy.AI o Jasper. Estos programas permiten reescribir textos, crear textos nuevos a partir de una idea, obtener varias versiones del mismo texto (con diferentes niveles de profundidad -para principiantes, para expertos…- o para diferentes edades). Estos programas también tienen la función de traductor.

  • Para crear contenidos: Runway, Jasper, beautiful.AI… Estas aplicaciones se utilizan, por ejemplo, para crear vídeos con avatares infográficos que locutan un guion. También permiten crear presentaciones de diapositivas a partir de un texto. Eso sí, no hay que perder de vista que, si queremos crear un contenido pedagógico, la IA necesita saber de nosotros qué objetivo queremos alcanzar con él, el campo de conocimientos, el contexto, el nivel de los alumnos, etc. Al fin y al cabo, incluso el mejor de los chefs necesita que le digamos qué queremos comer.


  •  

Las dos grandes aportaciones

Una de las más importantes aportaciones de las herramientas de IA al campo de la formación es la posibilidad de personalizar el aprendizaje. Las IAs son capaces de adaptar sus respuestas al nivel del alumno, así como de presentar la información en el formato preferido del formador, utilizar ejemplos adaptados al contexto particular de trabajo o generar evaluaciones según los objetivos de aprendizaje.

La otra gran aportación -la más visible, de hecho-, es que nos proporciona una sola puerta de entrada a la información. Google utiliza algoritmos de IA para hacer sus búsquedas, selecciona y prioriza las respuestas en función de la pregunta que hayamos formulado, e indexa los hallazgos para que podamos valorarlos uno a uno; pero herramientas como las que hemos estado viendo son capaces de entender el lenguaje natural y encontrar la respuesta más adecuada, considerando los diferentes factores que influyen en ella, como la antigüedad de la respuesta encontrada, las veces que otras personas han recurrido a ella, las veces que incluye los términos de búsqueda que hemos utilizado, etc. No se limita a dar un listado de sugerencias, sino que elige por nosotros y, por decirlo de algún modo, nos libera de hacer el trabajo duro. 


No la dejes sola… por ahora

Hoy por hoy, la IA no ofrece la precisión ni la fiabilidad que podríamos esperar, por lo que requiere cierta supervisión. Se hace preciso, por tanto, revisar los resultados que nos facilita una IA, antes de darlos por válidos. Algunas respuestas de las herramientas de IA pueden parecer el producto de una mente ofuscada, por decirlo suavemente, pero seamos justos: la IA no puede ofrecer más precisión de la que encuentra en la fuente de la que bebe, Internet; ni más claridad de la que obtiene de nosotros, a través de nuestras preguntas, a menudo vagas y equívocas.

La IA relaciona entre sí las distintas informaciones que le proporcionamos y deduce, a partir de ahí, una respuesta coherente. Así, los resultados ganan en precisión cuando trabajamos en un marco corporativo concreto y limitado. Se puede, por ejemplo, conectar una IA a la intranet corporativa de una empresa y limitar sus fuentes a una lista concreta y verificada.